viernes, 3 de junio de 2011

Reflejo

Tomando la peineta con gran delicadeza, la desliza contra el cabello, se estiran los musculos al contacto. El ligero escalifrio corre por la espalda y se deliza hacia abajo. Los parpados purpuras todavía pesados no ascienden permitiendo descubrir la imagen ante el espejo. El movimiento ya no existe y con el brazo derecho extendido cobre su cabeza, posando la mano contra la cabeza, el camisón se desprende de hombro opuesto dejando al descubierto el seno, al contacto del frio nocturnal. Entonces abre los ojos y descubre aún, la silueta detras de ella con el brazo extendiendose hasta dejar a la vista el firme cañon de metal que observa ansioso, inpacientemente se inclina y comunica su tarea, inconclusa, queda tenue. Myrna distingue bien entre la oscuridad y sube la prenda denuevo, cubriendo, rozando en pezón, sintiendo el lejano aliento mientras cierra los ojos y se desprende de si misma -dispara-, dice, -Adios- tiembla despues del estallido.
Ensangrentado y desecho queda sólo en el reflejo una nubecilla de humo disipandose tras una silueta que no se vuelve contra sí.

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