jueves, 29 de julio de 2010

Mi adicción...

He caido sin pensar
en la nota roja de tus pasos,
en el ruido frío de tus labios
que despiertan al pesar de
las dudas de los dos.

Tengo el aliento cansado,
de besar los tersos lirios
en opacos charcos de delirios
del cuerpo de alcohol cortado.
Sin embargo pesa el sueño
en los brazos del olvido,
del fuego seco del suicidio
en todo lo que me recuerda
lo que nunca sucedio.

Ruedo una y otra vez
en el quebrando de tus pensamientos
rompiendo con odio el silencio
que constantemente guardo en mi palidez.

Y me levanto,
lo intento sin escarmiento
del fetido odio de tus sentimientos
medidos con profundo desdén.
Ahogado en el rencor del amor que siento
contra la costumbre de tu adictivo ser.
Es todo lo que a ti arrastra,
con sentimientos de pederesta
[ante la incetidumbre de ser descubierto]
con morbidos movimientos
que obligan de nuevo a caer.