lunes, 20 de agosto de 2012

A la medida

A veces y, sólo a veces
mido el tiempo con sonrisas,
quizás con rostros,
quizás con lagrimas.
Algunas tantas con sueños,
bastantes más con anhelos.

Me gusta pensar que el tiempo
a mí me mide
con anecdotas que sólo él sabe notar.
Sólo el mismo tiempo podría.

Pero el tiempo no me alcanza,
ni me espera,
ni me sobra.
No lo ignoro al verlo cerca, siempre justo.
No lo atiendo -cuando debiera-.
No lo entiendo, cuando anda a prisa.
No lo quiero cuando con el amor
platico largo o corto
o simplemente divago.

Sin embargo
el tiempo me rebaza
y sigue de largo,
buen amigo siempre me espera
aún cuando ando más cansado.
Pero ando.

Para mi el tiempo se me da
y me entrega todo,
se entrega siempre,
buen amigo insito.

Y yo que nada puedo darle.
Buenos y malos ratos,
andamos siempre justos.

A veces mido el tiempo con pasos,
rapidos, lentos, toscos, ligeros, solitarios...

                                       siempre sin rumbo fijo.

Pero a veces el tiempo me mide,
cuando me detengo
y siento perdido,
me mide el tiempo minicioso
con gran escrutinio.
Y sólo si encuentro de nuevo el camino
se que aún hay tiempo, para seguir andando.